Educación popular:
Una mirada de conjunto
Carlos Núñez Hurtado
INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE
OCCIDENTE
GUADALAJARA, MÉXICO
Introducción
El número de Decisio que está en sus
manos aborda, desde diferentes ópticas y temáticas, el amplio y complejo tema
genéricamente reconocido como “educación popular”.
Cuenta con colaboraciones que consideramos como un
verdadero privilegio. Las aportaciones de Nita Freire, Fernando Cardenal, Frei
Betto, Raúl Leis, Juan Díaz Bordenave, Gabriel Kaplún, Cecilia Fernández y Ana
Luisa Barajas son de una riqueza práxica y conceptual que de seguro ayudarán al
lector a tener una visión de conjunto sobre el campo de las ideas, prácticas y
sujetos en los que trabaja activamente la educación popular en el continente.
Agradeciendo sus generosas colaboraciones me
corresponde, en mi calidad de editor invitado para este número, introducir el
tema desde una mirada de conjunto basada obviamente, en mi propia apreciación
teórico-práctica de lo que es y representa la educación popular hoy día.
Abordaré brevemente sus antecedentes históricos, lo
que es y lo que no es la educación popular, sus principales fundamentos
teóricos, sus elementos y componentes éticos, epistemológicos, metodológicos,
pedagógicos y didácticos y sus premisas y compromisos sociopolíticos.
Antecedentes Históricos
Como “corriente” de pensamiento y acción, la educación
popular sólo puede entenderse y conceptualizarse a partir de su propia praxis.
Por lo tanto, no se trata de dar una definición de ella, sino que más bien
corresponde analizar sus componentes y sus diferentes expresiones para así
construir las categorías que ayudan a dar cuenta de su naturaleza.
Este proceso “práxico” cuenta con importantes
antecedentes relacionados con pedagogos, políticos, actores sociales e incluso
próceres de nuestras historias que podríamos reconocer como “precursores” de la
educación popular.
Sus planteamientos y propuestas políticas, educativas
y pedagógicas son en verdad muy coincidentes con las que sostiene la actual
educación popular. Entre aquellos viejos precursores encontramos las ideas de
Simón Rodríguez, el maestro de Simón Bolívar, del propio Bolívar, de José
Martí, de Félix Varela, de José Carlos Mariátegui, de Sandino, de Lázaro
Cárdenas y del Che Guevara, sólo por mencionar a los más connotados. En 1994 el
Colectivo de Investigación Educativa “Graciela Bustillos” de Cuba realizó un
muy interesante evento llamado “Precursores de la educación popular.”. En él se
estudiaron justamente los planteamientos y propuestas de los aquí mencionados y
otros más. Resulta realmente sorprendente la gran similitud de dichos
planteamientos (acotados a su época y circunstancia) con lo que plantea la educación
popular.
En Europa, y a pesar de las grandes diferencias
contextuales, desde principios del siglo pasado el movimiento de las escuelas
populares (sobre todo en países nórdicos) y el original movimiento de las
universidades populares, marcan sin duda referencias importantes de carácter
histórico a lo que hoy conocemos modernamente como “educación popular”. Sin
embargo, efectivamente se trata sólo de referencias en el sentido histórico,
pues más que influir directamente su impacto tuvo que ver con el predominio que
ejercieron en muchos de sus precursores “modernos”.
Habría que agregar más actualmente -de una u otra
manera– la influencia indudable de las propuestas de pedagogos como Freinet,
Vygotsky y Piaget, entre otros.
Pero quien realmente vino a constituirse como el
“padre” moderno de esta propuesta teórico-práctica es sin duda el gran pedagogo
brasileño Paulo Freire. Nacido en el nordeste brasileño y muerto en 1997, vivió
una vida plena de compromiso coherente (que incluso le costó cárcel y destierro
durante la dictadura militar de los sesentas en su país) y de una gran
producción intelectual. Sus primeras obras La educación como práctica de la
libertad y Pedagogía del oprimido, justamente de dicha década, se han
convertido en verdaderos clásicos de la pedagogía moderna y, por supuesto, de
la corriente llamada educación popular. A lo largo de su vida Freire nos
ofreció muchas más obras, siendo las últimas la Pedagogía de la esperanza y
la Pedagogía de la autonomía. Como obras póstumas, su viuda Ana María
Araujo de Freire (Nita) nos ha regalado ya la Pedagogía de la indignación
y la Pedagogía de los sueños posibles.
muy interesante
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